jueves, 16 de abril de 2009

...

Bueno, ayer sucedio por primera vez realmente.
Me quería ir a la mierda.
Quería emprender el regreso, por más largo que sea el viaje, pero estar volviendo.
Y finalmente abrir la puerta de mi casa, y entrar, llegar, sentirme en mi lugar.
Raro, porque la verdad que mi casa nunca la sentí de verdad como mi casa.
Nunca totalmente.
Creo que la última casa "mía" que tuve fue la de la calle La Pampa en Maschwitz.
La ultima casa que compartió toda la familia, pre-divorcio y toda la bola.
Estoy descubriendo un trauma de padres divorciados?
O quizas simplemente empecé a hacer mi propio camino y no logré encontrar un lugar propio...
Ya tenía como 12 anios...
Bueno, más alla de eso, volviendo al presente, me agarró que me quería ir.
Volver con los amigos.
Volver a salir en Buenos Aires.
Volver a Buenos Aires.
Buenos Aires.
Jodido extraniar una ciudad tan puta como esa, no?
Pero se hace querer la guacha...
Igual Budapest es copada también.
Me gusta más que Paris por lo menos.
Logré superar el momento de bajón.
Dormí un poco, después me duché, y me fuí a trabajar.
Y hoy por suerte hoy salió mucho mucho mucho el sol.
Eso siempre lo pone a uno contento.
Así que me voy a afuera.
A amigarme otra vez con Budapest.
Y con estar en Hungría.
Después les cuento como me fué.
Pero por lo menos desde la ventana se ve bastante amigable... me parece que no vamos a reconciliar rápido...

5 comentarios:

  1. son lindos los diarios de viaje. cada vez que salgo de ACÁ, aunque sea para irme a chascomús, compro un cuaderno (porque -claro- siempre me olvido de llevar uno, y lo cual produce que siempre tenga un cuaderno casi nuevo) y escribo muchas cosas, lo raro, lo nuevo, lo diferente, lo que me gusta, lo que me enamora, las texturas, los colores, los sonidos, la calma... y todo lo que me produzca aunque sea una mínima sensación.
    hubo una época (post-ruptura-amorosa) donde era casi adictivo estar en cualquier lado que se sienta un poco lejos y aunque sea con dos pesos en el bolsillo, una tarde. qué se yo.
    es como una necesidad de respirar un aire limpio en el sentido de que no está lleno de lo cotidiano que enferma.

    por eso pedrito, aprovechá muucho.
    estás en una de las oportunidades que no están siempre. escribí mucho, que cuando vuelvas y nos juntemos (porque yo tampoco quiero ser como Meg Ryan... jajajaja) lo quiero ver.
    en fin, no me extiendo mucho más-

    ahora te escribo por allá para contarte la anécdota de INGENIERO MASCHWITZ!
    besito!

    agus.

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  2. A mi me pasó tambien... me pasó hace dos noches y mientras hacía tartitas integrales y milanesas de soja (pese a mi ideología no-soja...) lloraba y lloraba, y las lágrimas se caían al pan rallado. Horrible para la gente que coma esa milanesa llena de pena.

    Estamos todos tan en la misma.. que tenemos que separarnos geográficamente para darnos cuenta. O algo así.

    Pero ¿cuál es la casa?
    Yo extraño la casa que nunca tuve y ahora sé que no voy a tener. Esa es la que me da nostalgia.


    Gracias que hay sol, y hay calor. Y está el amor, la familia y los amigos, por sobre todo.
    Te quiero, un beso!

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  3. Wow, pobre milanesa (aunque sea de soja)... y pobre la gente que la coma, de verdad, va a sentir algo raro supongo, jajajja.
    Me gustaria saber, ademas de "el viento", quien se esconde detras esas lagrimas que caen en el pan rallado!
    Sospecho pero no estoy seguro!

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  4. Ahhh perdón, no quise ser misteriosa.. Es que no pude responderte el mail aún, y te dejé un breve mensaje. Obvio que ya va a llegar la gran respuesta privada vía correo electrónico. Era un appetizer nomás (o como se diga).
    Soy la más huevona, según vos siempre me decis, JjJAA... (Brenda, por las dudas).

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  5. Lo sospeche desde un principio, como diria el Chapulin Colorado (que de chiquito lo odiaba pero despues estudie cine y empece a valorarlo, jajjaja).

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